Conceptos como la moda rápida han vuelto a poner de plena actualidad la huella de carbono de la industria textil. De hecho, la situación no ha hecho más que agravarse en las últimas décadas. Hay estudios que apuntan a que la industria textil podría suponer el 26 % de las emisiones de CO2 del mundo para el año 2050. Además de reducir el consumo de prendas de vestir y reciclarlas una vez que han llegado al final de su vida útil, una de las claves para reducir la huella de carbono serán los avances científicos y tecnológicos que permitan trabajar con nuevas materias primas sostenibles. Un ejemplo es el trabajo de una startup californiana que acaba de presentar sus primeras fibras textiles obtenidas a partir de CO2, lo que las convierte en negativas en carbono.
¿Cómo se obtienen fibras textiles a partir de CO2?
El punto de partida para lograr estas fibras textiles sostenibles es el uso de dióxido de carbono obtenidas por medio de tecnologías de secuestro de carbono. Este tipo de sistemas atrapa el dióxido de carbono procedente de fábricas y otros emisores y lo almacena para su posterior uso como materia prima. En el caso que nos ocupa, la compañía utiliza procesos bioquímicos a través de enzimas para producir celulosa con aplicaciones en la industria textil. En una primera fase generan láminas de pulpa de celulosa para luego transformarla en fibras.
El material resultante, conocido como lyocell, se emplea también en la confección de ropa de cama. Al estar producido a partir de CO2 es negativo en carbono, es decir, su proceso consume más CO2 del que produce, y es neutral en cuanto a uso de agua y suelo de cultivo. Por último, no se genera ningún tipo de residuos.
Los resultados de la nueva tecnología, que se ha desarrollado como parte de una alianza entre la startup californiana y una empresa de moda danesa, se presentaron por primera vez en la Global Gashion Summit de Copenhague en 2022. El material incorpora un 20 % de fibras obtenidas con CO2 y es el paso intermedio antes de la producción de las primeras prendas de celulosa sostenible. Las dos fundadoras de la empresa afirman que su principal logro es haber estabilizado las enzimas en un reactor de tal forma que el proceso pueda llevarse a cabo de forma industrial y a gran escala.
Gemelas, científicas y emprendedoras
La startup detrás del proyecto es fruto de la iniciativa de dos jóvenes científicas de origen iraní que han desarrollado sus carreras en EE.UU. Leila y Neeka Mashouf, procedentes del entorno de Silicon Valley y la Universidad de Harvard, habían sentido la atracción de la ciencia desde los quince años. Pronto sintieron que podían aportar algo al negocio de moda familiar aportando una nueva visión tecnológica. El resultado fue la fundación de su empresa en el año 2020 que, al poco tiempo, ha logrado colaborar con algunas de las grandes firmas de la industria textil. Además, cuentan con un canal de TikTok en el que ofrecen vídeos de divulgación científica.
Producir alimentos con CO2
Tal como se ha apuntado, mientras completamos la transición a las energías renovables, uno de los enfoques para lograr la descarbonización consiste en recuperar el dióxido de carbono y convertirlo en materia prima como parte de la economía circular. Una de las aplicaciones más llamativas en ese sentido durante los últimos años es una tecnología para transformarlo en proteínas. Para ello se utilizan microbios que se alimentan de hidrógeno y dióxido de carbono. El residuo seco tras este proceso metabólico es prácticamente proteína pura.
Se espera que este tipo de alimentos sintéticos puedan utilizarse en futuras misiones a Marte como parte de la dieta de los astronautas. Sin embargo, es muy posible que este tipo de alternativas de nutrición se conviertan en un complemento alimenticio para cubrir las necesidades humanas en nuestro propio planeta. Si quieres saber más sobre esa proteína, puedes echar un vistazo a este artículo.
Por otro lado, si quieres, saber más sobre tecnologías de secuestro de dióxido de carbono, te recomendamos este artículo sobre el uso de algodón para el desarrollo de nuevos filtros de CO2, o este otro sobre técnicas de mineralización de CO2 que se están aplicando en Islandia
Fuentes: