“¿Cuál es la realmente la ventaja de ser una persona?”. La directora del área de perspectivas de Jobs for Future (JFF), Alex Swarstel, se tuvo que formular esa pregunta después de que Intel, una de las grandes tecnológicas norteamericanas, contratara sus servicios. Quería que le ayudara a comprender en qué áreas de su organización la tecnología podía aumentar la capacidad humana y dónde ésta debía ser reemplazada directamente por máquinas.
“La inteligencia artificial (IA) generativa puede simular la interacción humana, a veces incluso mejor que un humano”, explica Alex Swarstel. Por eso es más necesario que nunca responder a la pregunta de cuál es realmente la ventaja de ser una persona. En su opinión, no hay una respuesta sencilla a esa cuestión. Puede ser “el conocimiento y la experiencia en un determinado dominio, que permite saber la diferencia que existe entre disponer del 85% o del 100% de confianza en una línea de montaje”. Puede ser también la capacidad de “aportar ese toque personal o humano a determinados servicios”. En ambos casos, “la IA puede acercarse, pero nunca llegará”, añade.
Es uno de los grandes asuntos del momento: cada industria, banco, empresa de construcción, institución, hospital, universidad, ONG, cadena de retail y hasta servicio de transporte va a tener que decidir de nuevo qué labores asigna a las personas y cuáles a las máquinas, y debe hacerlo con una urgencia nunca vista si no quiere dar ventaja a sus competidores.
“Este es un momento que ninguno de nosotros olvidará jamás. Vamos a ser los últimos CEO que gestionen sólo a humanos como fuerza laboral. A partir de ahora tendremos también a trabajadores digitales”, sentenciaba Marc Benioff, presidente y CEO de Salesforce, una de las principales empresas de servicios tecnológicos para la gestión de clientes.
Sólo los primeros son ya una realidad para muchas organizaciones a gran escala, aunque sea en fase de pruebas. Los coches autónomos circulan ya por ciudades de Estados Unidos y China, pero están sometidos todavía a férreas trabas regulatorias (Europa se mantiene firme al respecto) y deben moverse por zonas prescritas, en las que han sido ampliamente entrenados. En cuando a los humanoides, los robots con apariencia de persona, de momento, mejor con ruedas que con piernas.
Sólo los primeros son ya una realidad para muchas organizaciones a gran escala, aunque sea en fase de pruebas. Los coches autónomos circulan ya por ciudades de Estados Unidos y China, pero están sometidos todavía a férreas trabas regulatorias (Europa se mantiene firme al respecto) y deben moverse por zonas prescritas, en las que han sido ampliamente entrenados. En cuando a los humanoides, los robots con apariencia de persona, de momento, mejor con ruedas que con piernas.
En el futuro que visiona Huang, los agentes de IA serán una forma de mano de obra digital que trabajará junto a las personas y tomará decisiones en nombre de la empresa. Por eso, invita a diseñar para ellos un modelo de onboarding similar al que se utiliza para un empleado humano. “El departamento de TI de cada empresa va a ser el departamento de recursos humanos de los agentes de IA en el futuro”, afirma.
Dario Amodei, cofundador y CEO de Anthropic, una de las empresas que lideran la IA generativa, asegura que “nos dirigimos a sistemas artificiales que son mejores que casi todos los humanos en casi todas las tareas”. Describe así su “país de genios”: un centro de datos con millones de agentes de IA. “¿Qué límites tendremos para resolver de inmediato todos los problemas del mundo? Podremos hacer 100 años de progreso en áreas como la biología en cinco o diez años”.
La compañía trabaja en un “colaborador virtual, no necesariamente más inteligente que un ganador del Premio Nobel, pero capaz de hacer tareas de gama relativamente alta”. Interactuará con sus compañeros de trabajo y estará operativo durante horas.
El ejecutivo residente en el Centro de Inteligencia Artificial y el Futuro del Trabajo de JFF, Brian González, conoce bien la labor de Alex Swarstel. No en vano, fue uno de los responsables de que Intel la contratara, cuando ocupaba el puesto de director de formación. Sus reflexiones están menos cargadas de esteroides que las de los grandes líderes del sector tecnológico. Sostiene que el principal reto de la IA es aumentar la capacidad humana.
“Cuando lo hace, nos eleva, libera tiempo para que nos centremos en cosas más innatas a nuestra capacidad, lo que llamamos habilidades duraderas en torno al pensamiento crítico y la colaboración”, dice Brian González. “El elemento humano es el eslabón clave para extender la IA con éxito. No lo va a resolver alguien en Silicon Valley, tenemos que pensar qué quiero hacer, cuál es el resultado que obtendré y cómo puede aportar el conjunto de tecnologías para hacerlo de manera que me brinde un producto de mejor calidad”.
“Es importante el conocimiento del dominio y la experiencia para mirar lo que dice la IA y saber si es correcto o no”, insiste Swarstel. “El nuevo imperativo empresarial es averiguar para qué necesitamos capacitarnos. El líder debe entender la dinámica de su negocio, qué le va a hacer competitivo a largo plazo y cómo. Se necesitará la creatividad de las personas junto con la generatividad de herramientas como la IA para impulsar ese tipo de crecimiento”, continúa. Para Brian González, “la nueva brecha digital no es si tenemos un dispositivo o no, sino qué hacemos con él”.
A medida que se emplea la tecnología, habrá que promover también un nuevo sentido de confianza y transparencia. La IA basada en agentes cambia las reglas del juego, “si la envío a hacer ciertas cosas y no regresa con lo que necesito, es posible que haya hecho algunas acciones en mi nombre. Esto va a abrir una nueva área de transparencia y confianza, porque la IA va a interactuar de forma independiente de nosotros”.
Entre el lanzamiento de ChatGPT en diciembre de 2022 y diciembre de 2024, el número de ofertas de trabajo que pedían habilidades en IA se ha duplicado. “Es difícil predecir con certeza qué trabajos van a ser robotizados”, apunta Brian González. En JFF prestan atención a dos asuntos: los empleos que implican la creación de cosas nuevas, porque ser capaz de entender una necesidad humana y hacer coincidir una propuesta de negocio con ella es algo realmente poderoso; y los trabajos que involucran la conexión de humano a humano de alguna manera. “La IA será tan buena como la inteligencia humana la pueda impulsar”.
Fuentes:
- Ces.tech
- Weforum.org
Eugenio Mallol es un periodista especializado en innovación tecnológica, creador del suplemento INNOVADORES en El Mundo y La Razón del que fue director durante 11 años. En la actualidad, es director de estrategia y comunicación en Atlas Tecnológico y analista y coordinador de la Cátedra Ciencia y Sociedad de la Fundación Rafael del Pino. Es columnista de Forbes España y colabora en medios digitales como InnovaSpain y Valencia Plaza, es autor de libros e informes sobre innovación tecnológica y conferenciante.