Cuenta la leyenda que Ernest Shackleton, en preparación de su pionera expedición antártica, publicó un anuncio que rezaba así: “Se buscan hombres para viaje peligroso. Sueldo escaso. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. Peligro constante. No se asegura el regreso. Honor y reconocimiento en caso de éxito”.
Con independencia de que sea una historia apócrifa, lo cierto es que la hostilidad climática de la Antártida no ha cambiado mucho desde entonces. Por suerte, hoy puede visitarse sin peligro para los viajeros y, lo más importante, sin perjuicios medioambientales para el continente blanco. El salvoconducto es una experiencia inmersiva desarrollada en VR por la fundación británica UKAHT.
La experiencia inmersiva de la isla de Stonington
En la Antártida existen diversos asentamientos estables, la mayoría de ellos creados a lo largo del siglo XX. En el caso de la Isla de Stonington, ubicada en la bahía de Margarita, los británicos crearon su primer asentamiento en 1946. Los edificios de la conocida como Base E acogieron, además, a las primeras mujeres que pasaron un invierno en la Antártida: Edith Ronne y Jennie Darlington, en 1947.
Hoy, la fundación UKAHT, que vela por la preservación de la Antártida y entre cuyos patronos se encuentra una descendiente de Shackleton, ha decidido dar a conocer esa isla y su base por medio de una experiencia inmersiva cuidadosamente desarrollada. Immersive Antarctica (Antártida inmersiva) no solo transportará a los viajeros de forma virtual a esa isla, sino a un momento concreto: el año 1965.
Para ello han combinado fotografías de época, escaneados láser y un programa de IA que da vida a los entornos virtuales. Así, los usuarios, por medio de unas gafas de realidad virtual, pueden comprobar el estado original de las cabañas, subir a un trineo tirado por perros y recorrer la isla como si visitasen el asentamiento en persona. Este ejemplo de turismo por realidad virtual queda reforzado por la narración de dos de los científicos que trabajaron en la isla en los años sesenta del siglo XX.
En un primer momento, la experiencia inmersiva antártica solo estará disponible en el Museo Polar de Cambridge, en el Reino Unido. Sin embargo, la fundación prevé poner los materiales a disposición del público general a lo largo del año 2024.
Otras experiencias inmersivas en la Antártida
Aunque el trabajo de turismo por realidad virtual de UKAHT es probablemente uno de los más cuidados hasta la fecha en el campo de las expediciones virtuales a la Antártida, hay también otras iniciativas basadas en vídeos 360o que permiten descubrir su fauna y la belleza desolada de sus paisajes:
- Antarctica 360 VR. Una experiencia inmersiva creada por el Antarctica Heritage Trust que transporta al espectador a una expedición virtual por la Península Antártica en 2019. Vive la experiencia de navegar en kayak por aguas heladas e interactuar con pingüinos.
- Thin Ice VR en el Centro Internacional Antártico. Un documental de realidad virtual que sigue las huellas de la expedición de Sir Ernest Shackleton y la recreación de Tim Jarvis, destacando el impacto del cambio climático en la región.
- Experiencia Virtual 360° de Quark Expeditions en la Antártida. Permite descubrir el paisaje antártico con videos en VR que simulan la experiencia de estar en una expedición.
- La Experiencia Antártica en el Museo Nacional de Australia. Ofrece la posibilidad de vivir una aventura en VR que muestra un día en la vida de los científicos antárticos, desde vuelos en helicóptero sobre glaciares hasta el descubrimiento de colonias de pingüinos.
- Exploración Antártica en VR de National Geographic: El espectador acompaña al fotógrafo de National Geographic, Paul Nicklen, en un tour en realidad virtual por la Antártida, con imágenes de 360 grados del paisaje y encuentros con la fauna del lugar.
¿Qué tipo de experiencias inmersivas hay?
Este tipo de enfoque permite vivir una nueva experiencia del arte, la educación, el marketing, el turismo o los entornos industriales, ofreciendo una nueva dimensión de interacción que puede incluir visitas virtuales a lugares remotos o la integración de elementos digitales en nuestro entorno físico.
Entre los tipos principales de experiencias inmersivas se encuentran la realidad virtual (VR) y la realidad aumentada (AR). La VR sumerge al usuario en un mundo completamente digital, permitiendo interactuar con entornos simulados de maneras que antes eran imposibles. Por otro lado, la AR enriquece el entorno real superponiendo información digital sobre él, creando así una capa adicional de interacción y aprendizaje.
En los últimos años, y ya en el campo de las experiencias del “mundo real”, una de las expediciones antárticas más ambiciosas es Homeward Bound. Con la colaboración de ACCIONA, cada año docenas de mujeres viajan en barco hasta las gélidas aguas de la Antártida como parte de un proyecto para impulsar el liderazgo femenino. Si quieres saber más acerca de esta expedición anual y, quién sabe, quizá participar en ella, puedes leer este interesante artículo recientemente publicado, donde una de las expedicionarias cuenta su experiencia de primera mano.
Fuentes:
Imágenes:
- Dall-E/I'mnovation-Hub
- Wikimedia Commons