Warka, el árbol de Etiopía, es la inspiración para este invento sostenible que podría ayudar mucho en zonas con escasez de agua.
Ahora una bolsa de plástico podría ser clave en el problema del acceso al agua potable, o al menos un método testado por la Universidad de Cádiz así lo asegura.
La gestión eficiente del agua mediante la tecnología es un reto de las Smart Cities que ya está en marcha en Burgos gracias a la creación del proyecto SWING liderado por ACCIONA.
Una vez más, la naturaleza ha resultado ser un modelo referente idóneo en la investigación científica. En esta ocasión, investigadores de la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China, la Fundación de Ciencias Naturales de Shanghái y la Universidad Jiao Tong de Shanghái han conseguido purificar agua simulando la fotosíntesis.
Investigadores saudíes desarrollan un hidrogel capaz de absorber el agua atmosférica y producir agua potable con un coste muy reducido.
Científicos de la Universidad Complutense se inspiran en el pelo de oso para desarrollar una membrana nanoestructurada que desale agua.
Conseguir más agua dulce con menos energía es el objetivo de nuevos procesos como la desionización capacitiva, una tecnología que registra avances considerables.
El nuevo sistema, que dispensa cloro automáticamente, se puede instalar en cualquier toma de agua y servirá de ayuda en regiones sin acceso a agua potable.
Inspirados en las criaturas que habitan los desiertos, permitirán extraer agua atmosférica en climas áridos y sin necesidad de energía adicional.
El uso de drones y robots para monitorizar las redes de saneamiento de las ciudades, uno de los últimos avances en la gestión de un valioso recurso.
La nueva tecnología se ha probado en un pueblo pesquero de Brasil para potabilizar el agua sin necesidad de acceso a la red eléctrica.
