Paneles solares más eficientes inspirados en el kirigami.
Los investigadores han ideado un sistema de células solares que, imitando al kirigami, puede deformarse gracias a un patrón similar al de una hoja de papel con cortes transversales.
El hidrógeno verde, producido mediante energía renovable, tiene el potencial para transformar la agricultura en un modelo más sostenible y libre de emisiones.
La agricultura y la construcción representan sectores clave en las emisiones de gases de efecto invernadero con un 37% del total a nivel global. La agricultura, que contribuye con un 12 %, enfrenta el desafío de satisfacer la demanda alimentaria mundial mientras reduce su impacto ambiental. En este artículo, exploraremos cómo el hidrógeno verde puede impulsar prácticas agrícolas sostenibles.
Aquí tienes tres de las más importantes.
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Si bien las energías renovables pueden cubrir gran parte de las necesidades de una granja, existen ciertas áreas, como el uso de maquinaria pesada o los sistemas de calefacción, donde el uso de hidrógeno verde puede convertirse en un complemento fundamental a efectos de un desarrollo sostenible. Estos son algunos ejemplos de agricultura sostenible posibilitados por el hidrógeno verde.
El uso de tractores, cosechadoras y maquinaria pesada suele requerir combustibles fósiles como el gasóleo. Esto responde al hecho de que la relación entre peso y energía producida por las baterías eléctricas actuales, un concepto denominado densidad energética, no permite ofrecer la potencia necesaria para operar este tipo de máquinas durante periodos prolongados. Así, el uso de hidrógeno verde como combustible para estos vehículos nos ofrece otro de los ejemplos de agricultura sostenible.
Existen dos enfoques para operar maquinaria pesada con hidrógeno verde:
La Universidad Tecnológica de Viena (TU Wien) ha desarrollado un prototipo de tractor que utiliza una pila de combustible de hidrógeno para alimentar una batería de 14 kWh, eliminando así las emisiones de carbono, ya que solo emite vapor de agua. Además, grandes fabricantes están explorando tecnologías similares para liberar a la maquinaria agrícola de los combustibles fósiles.
La invención del proceso Haber-Bosch, que permite sintetizar amoníaco extrayendo nitrógeno del aire, revolucionó la agricultura intensiva al hacer posible la producción masiva de fertilizantes. Sin embargo, este proceso consume grandes cantidades de energía al requerir temperaturas y presiones extremadamente altas, lo que actualmente implica el uso de combustibles fósiles y genera una gran cantidad de emisiones de CO₂.
La incorporación del hidrógeno verde como fuente de energía en el proceso Haber-Bosch reduce significativamente estas emisiones. Al reemplazar el hidrógeno convencional (producido con gas natural) con hidrógeno verde (obtenido mediante electrólisis alimentada por energías renovables), el impacto ambiental de los fertilizantes disminuye.
Sin embargo, dado que la tendencia actual es reducir progresivamente el uso de fertilizantes químicos, una alternativa en esta transición hacia fertilizantes de bajas emisiones es optar por fertilizantes orgánicos. Es decir, aquellos que se elaboran a partir de materiales biodegradables y que contribuyen a disminuir la dependencia de productos sintéticos con alta huella de carbono.
Recientemente, uno de los mayores fabricantes de patatas fritas del mundo firmó un acuerdo con un productor de fertilizantes para abastecerse de fertilizantes producidos con hidrógeno verde. Esta medida permitirá reducir considerablemente las emisiones de CO₂ asociadas al cultivo de patatas, contribuyendo a una cadena de suministro más sostenible.
Ya se trate de invernaderos o de granjas con animales, en muchas ocasiones es preciso mantener una temperatura óptima. El uso de hidrógeno verde es una de las maneras de calentar las instalaciones en invierno en ausencia de energía eléctrica procedente de la energía solar o eólica. En este caso, se sustituye la combustión de gasóleo o gas natural por el hidrógeno verde. Este combustible también puede alimentar otros sistemas agrícolas, tales como el riego o el bombeo de agua de pozos.
En Ontario, Canadá, una iniciativa piloto aprovecha el hidrógeno verde producido a partir de energía eólica para calentar invernaderos, permitiendo la producción agrícola durante los fríos inviernos sin depender de gas fósil.
El hidrógeno verde, producido mediante energías renovables y electrólisis del agua, permitirá a las granjas generar su propia energía de manera sostenible y autónoma. Instalaciones de pequeños electrolizadores en granjas junto con paneles solares y aerogeneradores permitirían cubrir todas sus necesidades energéticas sin depender de la red eléctrica, aumentando así su autosuficiencia y sostenibilidad.
Si, además de estos ejemplos de agricultura sostenible, con hidrógeno verde, quieres conocer otras energías renovables, tales como la undimotriz o la energía azul, que están complementando a alternativas ya consolidadas como la eólica y la fotovoltaica, suscríbete a nuestra newsletter al final de esta página.
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